Dienstag, 2. April 2013

sillas de coro de Saint-Lucien de Beauvais

El Museo Nacional de la Edad Media de París (Musée National du Moyen Age), más conocido como Museo Cluny, contiene una de las colecciones de arte y artesanía medieval más completas del mundo.
A mi me fascinaron las sillas de coro de la abadía de Saint-Lucien de Beauvais, destruida durante la Revolución Francesa. Beauvais se encuentra  a 80 kilómetros al noroeste de París. Las sillas fueron reunidas a comienzos del siglo XIX sucesivamente por los primeros aficionados y coleccionistas de objetos medievales. En 1889-1890 fueron asignadas al Museo de Cluny.

Estas sillas de coro fueron encargadas por Antoine Du Bois,designado abate comanditario (es decir laico) de Saint-Lucien de Beauvais en 1492. Una historia de la abadía redactada en el siglo XVII precisa que fueron terminadas en 1500. 
Lo fascinante de las sillas, es que se mezclan temas religiosos y profanos, entre ellos oficios, ocupaciones de los monjes, y escenas de fiesta, de romances o de fábulas. Es así como en la primera fila pueden reconocerse un maestro asador , un tonelero,  Renart predicando a las gallinas , y un monje predicando.

En la segunda fila, las misericordias representan escenas de género,
quizás inspiradas de algún romance o fábula. En la tercera fila
se representa en especial el mundo del espectáculo:
bailarín, acróbata, malabarista. Algunas escenas son muy
sorprendentes, como un hombre que empuja un globo y
otro que sopla para hacer girar las aspas de un molino.



¿Cómo interpretar la presencia de estos temas? 
¿Hay que ver en ellos sólo un descanso para la vista y para
el espíritu, paralelo al alivio físico que prestaban estas misericordias?
¿O debe buscarse un segundo sentido?
La Prédica de Renart a las gallinas es sin duda una alusión irónica a la prédica de las órdenes mendicantes, “competidoras” de los monjes regulares.
Es indudable, por lo demás, que estos temas esculpidos en
madera demuestran la ausencia de divisiones en el pensamiento medieval entre el mundo real, a menudo trivial y violento, y el mundo imaginario, donde florecen lo maravilloso y lo sagrado: el segundo pertenece tanto a lo cotidiano como el primero.

Fuente: http://www.musee-moyenage.fr/esp/


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