Donnerstag, 13. September 2012

la quietud del desierto

En lo que respecta a la mayoría de mortales, es imposible cualquier progreso en el mundo del no visto sin algo de silencio, de quietud y de paz absoluta, aunque sea de vez en cuando. Las señales de los misterios más ocultos están ahí, bien visibles, y por todas partes, pues, como aclaran los versículos coránicos, “allá donde os giréis encontraréis la faz de Al-lâh”. No obstante, por más que esas señalen circulen en todo momento por todo el planeta, por lo que se ve y por lo que no se ve, las antenas tienen que estar bien orientadas, bien sintonizadas; si no, no hay nada que hacer. Siguiendo con las parábolas del ruido, es como si una melodía bien clara, sencilla y precisa, estuviera sonando durante toda nuestra vida, una melodía cuyo objetivo es conmocionar nuestro corazón para abrirlo y poder ser capaces de comprender el mundo y su significado a la luz de un nuevo/ancestral paradigma. Sin embargo, ¿cómo escuchar esa melodía si el ruido general, el estruendo, no nos permite siquiera escuchar al que está al lado o, incluso, peor, a nuestra propia alma? 
Fragmento del capítulo V del libro Misticísssimus de Pedro Burruezo
http://www.nosolocine.net/os-ofrecemos-el-quinto-capitulo-integro-del-libro-%E2%80%9Cmisticisssimus%E2%80%9D-de-pedro-burruezo/

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