Cuando en junio de 1799 el joven naturalista Alexander von Humboldt llegó a Tenerife, tenía treinta años y fue embargado por una emoción casi religiosa al contemplar el Teide que emergía de entre las nubes:
“La cumbre sólo nos resultó visible durante algunos minutos, cuando estábamos ya ante el muelle de Santa Cruz. Pero esos pocos minutos me procuraron una visión grandiosa y sobrecogedora [...] La mañana era gris y húmeda [...], cuando de repente el manto de nubes se desgarró; a través de la abertura apareció el cielo de un azul adorable. Y en medio de ese azul, como si no formara parte de la tierra, como si se abriera la perspectiva hacia un mundo extraño [...], se nos apareció la cumbre del Teide en toda su majestad”.
Cuando hace 10 días vi por primera vez el Teide, recién había cumplido un año más de vida.
El mar de nubes del norte y noreste de Tenerife, el sendero de los sentidos en el Parque Rural de Anaga, el barranco de Masca, los alcantilados Los Gigantes, los bosques encantados de laurel en Teno alto y la belleza natural del Parque Nacional del Teide, patrimonio de la humanidad son imágenes inolvidables por las cuales estoy muy agradecida.
En estos paisajes espectaculares se recreó una isla mitológica en la película "Ira de titanes" que por supuesto veré este fin de semana. Más espectaculares son las siguientes imágenes del cielo del Teide.
El Teide, la montaña más alta de España (3715m) es un volcán que surgió desde el fondo marino en una zona donde surgieron muchos otros y formaron el archipiélago de las Islas Canarias
La altura de estas montañas unida a su latitud y la limpieza de sus cielos es ideal para fotografiar a las estrellas y ha propiciado la instalación del Observatorio del Teide, considerado como uno de los mejores observatorios del mundo. Sólo los cielos de Hawai y del norte de Chile atesoran condiciones parecidas a las que se encuentran en Tenerife: contaminación nula y bajisima luz artificial.
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